La envidia de ayuda a crear la vida que deseas

La envidia puede mejorar tu vida

– ¿Sientes envidia?

– No, yo nunca

– ¿Seguro? ¿Nunca, nunca, nunca?

Leí el otro día que una forma de dejar de sufrir es dejar de compararnos con los demás. Podemos disminuir las comparaciones, pero no eliminarlas totalmente.

Nos comparamos de forma inconsciente porque hace parte de nuestra naturaleza. Vivimos en grupo y de forma automática cotejamos nuestra posición y la posición de los demás dentro del mismo. Nuestro rol no es constante, varía según las circunstancias, varía según el grupo. A veces somos líderes, a veces seguidores. Generalmente aceptamos de forma automática el papel que desempeñamos pero en ocasiones no.

Así que sentimientos como la envidia y los celos pueden emerger. Estos, no son ni “malos” ni “buenos” porque se manifiesten (ni somos malos ni buenos por sentirlos). Estas etiquetas se las otorgamos nosotros basados en:

  • La incomodidad que nos genera tenerlos
  • La educación recibida
  • La cultura en la que crecimos

Imagínate a un grupo de cazadores de mamut. En él hay un cazador que destaca por su destreza y otros 2 cazadores sienten una fuerte envidia. Uno de los envidiosos invierte su tiempo en averiguar cómo mejorar las armas y lo consigue, ganando la admiración del clan, y por lo tanto, transformando su envidia en alegría y en un beneficio tangible para el grupo (mejora el proceso de cacería). El otro, en cambio, se escuda en la envidia para propiciar conflicto perjudicando las relaciones dentro del grupo, y por ende la eficacia en la cacería. Mismo sentimiento, la envidia, dos resultados diferentes.

Vemos como la envidia puede ser un motor que nos impulse, nos motive, nos anime a ponernos manos a la obra con proyectos, a alcanzar objetivos. Resultando de utilidad para nosotros como individuos y para el entorno.

…la envidia puede ser un motor que nos impulse, nos motive, nos anime a ponernos manos a la obra con proyectos, a alcanzar objetivos. Resultando de utilidad para nosotros como individuos y para el entorno.

Por lo tanto, si percibes envidia dentro de ti (o la ves en los demás) no la rechaces o te castigues (o los castigues). Acéptala como una emoción tan natural como la alegría.

Lo importante es que observes cómo la gestionas. ¿Construyes puentes o los quemas en momentos de envidia?