Los seres humanos estamos constantemente hablándonos a nosotros mismos. Hay muchos expertos que aconsejan que, ante las dificultades, utilicemos afirmaciones poderosas. Es decir que nos digamos a nosotros mismos frases positivas como: “Soy fuerte”, “Yo puedo”, “Lo haré”.

La verdad es que hablarse de esta forma es mucho más beneficioso que hacerlo de forma negativa: “Soy débil”, “Nunca he sido bueno”, “No hay forma en que lo consiga”.

Pero se ha demostrado científicamente que hay otra manera de hablarnos mucho más eficiente y poderosa que las meras afirmaciones. Esta es el “dialogo interno Interrogativo”.

Desde el 2010 se han realizado varias investigaciones que así lo comprueban. La primera de ellas fue realizada por investigadores de la universidad de Illinois y de la universidad e Misisipí. Hicieron una serie de experimentos en los que a dos grupos de personas les pusieron a resolver unos puzzles o rompecabezas. Antes de resolver los puzzles al, primer grupo se le pidió que dijeran frases afirmativas como “Voy a resolver los puzzles”. Al segundo grupo se le pidió que se preguntaran a si mismos ¿Voy a resolver estos puzzles?. El resultado obtenido fue que el grupo que se hizo la pregunta resolvió una mayor cantidad de puzzles. A partir de este descubrimiento se han hecho más experimentos y todos han confirmado el primero.

Encontramos más soluciones cuando nos hacemos preguntas que cuando nos hacemos afirmaciones positivas.

¿Por qué?

Porque Cuando utilizamos las afirmaciones positivas éstas nos ayudan a sentirnos mejor. Pero no nos ayuda a determinar los recursos y las estrategias a seguir para conseguir lo que queremos.

En cambio, cuando nos hacemos preguntas inconscientemente revisamos las razones por las cuales queremos llegar al objetivo y revisamos los recursos que tenemos para hacerlo.

Conectar con las razones personales y plantearnos las diferentes opciones que tenemos para llegar al fin nos ayuda a prepararnos para conseguirlo.

El diálogo interno interrogativo es más eficaz que el declarativo. Con lo cual, cuando estés en una situación que implique salir de tu zona de confort, por ejemplo, cuando tengas que convencer a alguien, en lugar de afirmar: “lo haré”, haste la pregunta, “¿Como puedo convencerlos?

Pero no dejes simplemente la pregunta colgando en el aire como un globo perdido. Contesta, directamente y por escrito. Enumera cinco razones específicas por las que la respuesta a su pregunta es “sí puedo”. Estas razones te recordarán las estrategias que necesitaras para ser eficaz en la tarea, proporcionando una base más sólida para comenzar a trabajar.

En otras palabras, pide y recibirás